Sin justicia no se puede, según Diego J. García Molina

Proclamó Cicerón, hace casi 2.100 años, en el senado romano, lo siguiente: “Sin justicia, sin respeto a la ley, sin íntegros hombres de Estado, no existe Roma”. Le faltó apostillar, ni cualquier otro estado, país o como lo queramos llamar; también nación, que me gusta más porque viene de nacer, es el lugar donde nacemos, no se elige. ¿Ven hoy día en nuestra nación justicia, respeto a la ley y hombres íntegros de estado, exceptuando honrosas excepciones? ¿Y por qué una cita clásica, a qué viene es continuo recurrir a citas antiguas por parte de los opinadores de periódico? Supongo que, porque coincide con nuestra opinión, soliendo ser pensadores reputados y respetados por todos, igual por desconocimiento de su obra. Tendemos a pensar o a creer que la época contemporánea, por los avances científicos, entre otras circunstancias, es superior a épocas anteriores, cuanto más antiguas peor. Mas en muchos casos no es así. En Grecia o Roma no tenían televisión o Smartphones para perder horas y horas. Disponían de tiempo libre para dedicarlo al estudio, de grandes bibliotecas para leer a filósofos y pensadores anteriores a ellos, junto a orgullo y ganas de destacar en su campo. Mantuvieron civilizaciones avanzadas por siglos, ¿cuántos años tiene nuestra imperfecta Constitución? ¿Cuándo fue la última vez que nos sentamos media hora en silencio a reflexionar sobre algo sin distracciones? Nos movemos en el día a día prácticamente por impulsos. De aquellos filósofos y pensadores se puede extraer mucha sabiduría y experiencia, ya que ellos pasaron por situaciones como las que sufrimos ahora nosotros, y quizá más de una vez. Los hombres al final son hombres, y no pueden escapar de su condición humana. Una de las figuras más prominentes en la historia de la República Romana fue Marco Tulio Cicerón, maestro del arte de la retórica. Estudió filosofía y derecho en Roma siendo, como exitoso abogado y senador uno de los mejores oradores de su tiempo. Durante su carrera política, defendió fervientemente la república; como escritor humanista, escribió tratados sobre ética y moralidad; las cuales llevó hasta las últimas consecuencias en su vida, costándole finalmente la propia cabeza, asesinado por sus enemigos políticos del segundo triunvirato.

Decía también que “Roma no necesita demagogos ni dictadores, sino hombres de probada virtud que antepongan los intereses públicos a los privados, la moralidad a la corrupción”. ¿Conocen algún político en España que no ejerza la demagogia sin pudor? ¿Qué sea un virtuoso? ¿Qué anteponga el interés público al suyo propio? Risa me da de pensarlo. También decía que “sin justicia, de ningún modo puede existir la concordia”. Y de esta forma, avanzamos paso a paso, año a año, a un enfrentamiento y desacuerdo enconado entre facciones que no puede terminar bien. ¿Qué sucede si no pagas algún impuesto municipal (IBI, impuesto circulación, etc.), o no pagas a hacienda? Prepárate que por 50 euros te embargan las cuentas. Fíjense en lo que ha sucedido con los malversadores secesionistas catalanes: millones de euros perdonados, miles de millones en pesetas, y todavía quieren más. Los otros secesionistas, los vascos, también gozan de prebendas, ya sean con excarcelaciones ilícitas de asesinos como de condonación del débito económico que adeudaban a la sociedad. Si es usted autónomo o empresario y cierra su empresa quedando arruinado y perdiendo incluso sus posesiones, ¿queda la deuda saldada? Tampoco, hacienda y seguridad social le perseguirá de por vida. Ahora, lleve a cabo un intento de golpe de estado, poniendo en peligro real a toda una autonomía, como la catalana, huya cobardemente y esquive la justicia durante años, no se preocupe que ahí estará un político necesitado de votos para indultarle primero, y si es necesario, amnistiarle, aunque la Constitución no lo permita. ¿De quién depende el tribunal constitucional?, dijo nuestro sincero presidente. Pues eso.

Los sucesos de esta última semana han sido realmente insuperables en bochorno, y mira que con Sánchez Pérez-Castejón es algo complicado de cumplir. Ya lo sabíamos todos, pero ahora confiesa delante de sus correligionarios, en el comité federal del partido socialista, máximo órgano de decisión del partido, que la ilegal amnistía es solo para poder seguir gobernando, necesitamos los votos. Vamos, que sabe que no arreglará nada, igual que no lo hizo las sucesivas concesiones de todos los gobiernos desde hace décadas a la región de Cataluña, ni el indulto de los secesionistas tras su paso por la cárcel, ni nada que no sea la imposible independencia, como ellos mismos proclaman. De ahí lo peligroso de copar las instituciones que deberían ser neutrales, imparciales, fuera de toda duda. Mal está que el CIS quede al servicio del PSOE, liderado por un militante del partido, y colocando como funcionarios a familiares con un nepotismo descarado; o que amigos del presidente colocados a dedo hayan arruinado empresas públicas como Correos y Paradores; sin embargo, que el poder judicial y fiscal también lo estén es más peligroso de lo que parece. Por un lado, vemos que no hay justicia. Las últimas semanas, piezas del caso ERE han quedado en nada al “equivocarse” el juez en el procedimiento o al dejar que se agoten los plazos, resultando esfuerzo y años de investigación policial en nada. Me pregunto qué cara se le quedará a policía y guardia civil cuando su trabajo queda en agua de borrajas. O que el condenado Griñán no haya entrado todavía en la cárcel y quieran también indultarlo como vulgares reyezuelos medievales.

Pero es que ahora, se habla (y en política, cuando el rio suena, agua lleva) que están preparando una ley de amnistía nada menos que entre el presidente del constitucional, Conde-Pumpido, supongo que para que encaje con sus tragaderas, las mismas que ya tuvo cuando era el fiscal general del estado con Rodríguez Zapatero y zascandileó con el problema etarra, y el abogado de Puigdemont. Este último, siniestro personaje, tiene también como cliente a un famoso narcotraficante gallego y estuvo en la cárcel por participar en un secuestro como miembro de ETA; por cierto, obtuvo el título de abogado durante su estancia en la trena. ¿Y si mañana, retorciendo el texto de la constitución dice el tribunal constitucional que se puede conceder a Cataluña la independencia? Aunque no sea así, ellos deciden; con que este tipo siniestro, que está ahí precisamente para eso, diga que es posible, concedido. ¿Qué pasaría entonces? ¿Se quedaría todo el mundo de brazos cruzados? ¿Diríamos todos, pues bueno? ¿Qué pasaría con todos los catalanes que no están de acuerdo, más de la mitad, como poco? ¿Tendrían que tragar? Miedo me da pensarlo. Otra cita de Cicerón, que se escucha cíclicamente debido a las dudas sobre nuestra gobernación, dice así: “Las ciudades perdidas, desesperadas ya por todo, suelen tener estos resultados fatales: que los condenados sean restaurados íntegros, los cautivos sean liberados, los exiliados sean traídos de regreso y los decretos sean anulados. Cuando suceden estas cosas, nadie puede dejar de comprender que el Estado se derrumba; donde suceden estas cosas, no hay nadie que piense que queda alguna esperanza de salvación.”. Vamos, punto por punto nuestra situación. Y el caso es que esto no es flor de un día, es un proceso que se lleva cocinando años, y que se veía venir claramente, el de la independencia, como en Crónica de una muerte anunciada. Y todos hemos sido cómplices con nuestra indiferencia y con nuestro voto. Por favor, que luego nadie se queje, que nadie diga que yo no sabía, o qué podíamos hacer. Lo sabíamos y se podría haber hecho mucho. Es el don, y al mismo tiempo la maldición, de la democracia. Podemos elegir, pero si elegimos mal, el desastre habrá sido responsabilidad nuestra. Como colofón, que mejor que la quizá más famosa cita de Marco Tulio, dirigida a Catilina: “¿Hasta cuándo van a abusar de nuestra paciencia?”